Nuestro primer día en Myanmar lo dedicamos a pasear por Yangon y disfrutar del enorme choque cultural que nos encontramos (Yagon, descubriendo la ciudad a pie), era la primera vez que viajábamos al sudeste asiático y queríamos recrearnos en este nuevo ambiente y mirar asombrados todo lo que nos rodeaba, ¡Por fin en el sudeste asiático!
En nuestro segundo día en la ciudad visitamos los dos lugares que no te puedes perder si viajas a Yangon: La Pagoda Chauk Htat Gyi, casa del enorme Buda Reclinado y la Shwedagon Pagoda, de más de 2500 años de antigüedad según los birmanos.
Pagoda Chauk Htat Gyi, Buda Reclinado
Este templo es conocido en Yangon por albergar la imagen del gigantesco Buda Reclinado, de 65 metros de largo y 16 metros de altura.
La imagen se encontraba en muy mal estado, pero fue restaurada gracias a las donaciones de devotos budistas. Aunque las reparaciones de la imagen culminaron en 1907, en 1966 cinco metros le fueron añadidos a la imagen de Buda, esta nueva reparación fue pagada completamente por budistas extranjeros y turistas. Aún puedes donar dinero para el mantenimiento de la imagen cuando visitas el templo.
La imagen de Buda Reclinado es sencillamente impresionante, lo que más nos llamó la atención fueron las plantas de los pies donde aparecen dibujadas imágenes que representan las 108 lakshanas o atributos suprahumanos de Buda que lo distinguen de los hombres.
Estando en la pagoda nos fijamos en que la gente llenaba un cacito de agua y se lo echaba por la cabeza a la imagen de un animal. Thein, nuestro guía, nos explicó que lo hacían para pedir suerte. Es el horóscopo Birmano, dependiendo del día de la semana en que uno nazca, hay un animal que lo rige. Nosotros nos apresuramos en encontrar el nuestro para pedir suerte y sobre todo ¡Muchos viajes!
Pagoda Shwedagon
Lo cierto es que no nos imaginábamos algo así, todos nos quedamos muy impactados cuando entramos a la pagoda, es una verdadera maravilla. Irene pasó toda la visita repitiendo ¨no entiendo porque no es una de las maravillas del mundo¨. Definitivamente, una visita a Yangon, aunque solo sea para conocer la Pagoda Shwedagon merece la pena.
Es el lugar más sagrado para el budismo en Myanmar, puesto que en ella se guardan un trozo de tela y ocho pelos de Buda como reliquia. Su estupa principal, de unos 100 metros de altura y bañada en oro es majestuosa, la corona de la estupa está cubierta por más de cinco mil diamantes y dos mil rubíes.
El complejo en sí ya es impresionante, las puertas de acceso presididas por imponentes estatuas, la estupa dorada en el centro rodeada por 64 pagodas y cuatro pagodas más pequeñas en cada uno de los puntos cardinales.
Podría daros mil datos objetivos sobre la Pagoda Shwedagon, pero es fácil encontrar más información en Internet. Prefiero explicaros que entrar en un lugar tan venerado para los budistas es mágico: el sonido de las campanillas cuando las mueve el viento, el olor a las flores que utilizan como ofrendas, los monjes paseando serenamente con sus túnicas burdeos y los devotos que encuentras a tu paso meditando en cada esquina, fue nuestro primer contacto con la religión budista y quedamos rápidamente enamorados de tanta belleza.
Después de un día tan completo nada mejor que disfrutar del atardecer en el rooftop bar de la Torre Hitachi, con unas vistas espectaculares a la ciudad de Yangon y en especial a las Pagodas Sule y Shwedagon.
Recomendaciones:
- Como ya señalamos en nuestro anterior post, si viajáis a Myanmar en temporada seca, al mediodía el calor es insoportable, así que lo mejor es organizarse para pasarlo en algún lugar con aire acondicionado. Nosotros fuimos a comer al restaurante ¨Pandonmar¨, es un restaurante para extranjeros, no nos vamos a engañar, pero la comida estaba buenísima y se estaba muy fresquito.
- Myanmar es un país con una cultura y una historia riquísima y realmente merece la pena contratar un guía local que os acompañe durante todo el viaje para explicaros con detenimiento todos los lugares que visitáis y no perderos nada. A nosotros Thein Zaw Oo, de Myanmar Voyages Travel and Tours nos acompañó en todo nuestro viajar por Myanmar y no podemos estar más agradecidos, fue como uno más de la familia y nos simplificó muchísimo muchos los trámites de las visitas, además de contestar al millón de preguntas que le hicimos sobre su país, y todo en un perfecto español.
- Para cenar fuimos al Moonsoon Restaurant and Bar, donde ofrecen un menú con comida típica de Myanmar, pero también vietnamita, tailandesa, camboyana… Es un restaurante de lujo y es una muy buena opción si no os atrevéis a probar la comida que se sirve en los puestos callejeros, pero queréis haceros una idea de la gastronomía típica de Myanmar.
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